El Boletín de recursos de información del Centro de documentación Hegoa vía e-mail es una propuesta de distribución de documentación en formato electrónico a los agentes sociales de la cooperación internacional de la CAPV. Cada número ofrece información básica sobre un tema destacado, del que se reseñan recursos de documentación actualizados, así como una sección fija de recursos sobre cooperación internacional.
Indice: Tema central :: Organismos Multilaterales :: Cooperación Internacional :: Cooperación regional y local (descentralizada) :: ONGDs
La energía, y más concretamente el modelo energético, es uno de los ejes que definen la sociedad en que vivimos (Dirección general de Energía y Transporte de la UE). Los tipos de energía que utilizamos, el modelo de control, de producción y consumo sostiene el crecimiento económico, y determina la organización social, el grado de conservación de nuestro entorno, a la vez que genera tremendas desigualdades sociales.
El escenario energético actual enfrenta dos tendencias encontradas, por un lado el aumento continuado y creciente en la demanda de energía y por el otro la disminución progresiva de los recursos y la degradación de los ecosistemas. Esto genera tensiones y conflictos de intereses a varios niveles, y dentro de éstos, las multinacionales de la energía, asumen un papel importante tanto por su actividad en la explotación de los recursos, como por los impactos económicos, financieros, sociales y ambientales que se derivan de ella. La región de América Latina y Caribe está supeditada a estas tensiones.
El codiciado recurso del petróleo y el gas en América Latina y Caribe
Los recursos fósiles (petróleo, gas y carbón) son los más utilizados a nivel global, en la generación de energía. Concretamente el 81% de la energía primaria utiliza esta fuente. Además, se prevé que la demanda global de energía primaria crezca un 60% (desde 2004 a 2030), y los hidrocarburos serán responsables del 85% de este incremento (World Energy Outlook). Esta dependencia creciente del petróleo en sus diferentes utilidades es resultado de un modelo de producción y consumo cada vez más globalizado.
Al carácter estratégico del crudo se suma el hecho de que las regiones productoras no son las mayores consumidoras, de manera que se ha instalado la violencia en los países que exportan petróleo para asegurar el comercio a las grandes potencias económicas (ver países con conflictos por petróleo en el informe Alerta 2007 de Escola de Cultura de Pau). Además, existen factores que pueden dar con el fin de la llamada “era del petróleo” (ver El crepúsculo de la Era Trágica del Petróleo y Crisis Energética). Estos son, por un lado, el agotamiento de las reservas de hidrocarburos, y por otro lado, el aceleramiento del cambio climático, como resultado de la utilización masiva de combustibles fósiles por la actividad humana, fundamentalmente procedente de países como Estados Unidos, Europa y Japón, entre otros (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas).
A pesar de que América Latina no posee las mayores reservas de petróleo y gas, tiene el 9,7% de las reservas mundiales de crudo y el 4% de las de gas, (“BP Stattistical Review of World Energy”) es una zona clave para el suministro de estos recursos a la mayor potencia consumidora del mundo, EEUU. El papel de los recursos naturales energéticos en América Latina es, por tanto, estratégico, y funciona como objeto de la competencia cada vez más abierta entre grandes empresas y países Esto genera conflictos y numerosas impactos (ver "La maldición de los recursos energéticos en América Latina").
El rastro de impactos sociales, ambientales y culturales de las compañías energéticas sobre la región ha incitado la denuncia de organizaciones sociales, ecologistas, indígenas y sindicales, entre otras. Esto ha contribuido a recuperar, en cierta medida, el control de la soberanía de los recursos energéticos, y ha limitado el poder que las transnacionales ejercen sobre los pueblos.
La Electricidad en América Latina y Caribe, el negocio de las multinacionales de la energía europeas
Al igual que en los hidrocarburos, la demanda de electricidad aumenta de forma imparable, se prevé que, de aquí a 2030, el consumo de electricidad se haya multiplicado por dos. Al mismo tiempo, se evidencia la desigualdad en el acceso a los recursos: una cuarta parte de la población mundial carece de disponibilidad de energía eléctrica, y la mayoría de estos 1.600 millones de personas se encuentran en el sur de Asia y en el África subsahariana (“International Energy Annual 2005”).
El interés de las transnacionales de este sector, se centra en el control de toda la cadena de electricidad, desde la generación a la comercialización que asegura los beneficios de un crecimiento del consumo continuo. El proceso de reformas neoliberales de la década de los noventa ha dado lugar a un conjunto de privatizaciones y fusiones mediante el cuál un puñado de multinacionales han logrado dominar el panorama de la electricidad en América Latina (se recomienda los siguientes informes: Radiografía de la electricidad en México y Política energética en América Latina: presente y futuro. Críticas y propuestas de los pueblos). Éstas no han resuelto, sin embargo, los problemas de ausencia de financiación, deuda, corrupción e ineficacia que padecía el sector en la región.
En definitiva, la sostenibilidad ambiental de la producción de petróleo, de la sistemática construcción de presas hidroeléctricas (para conocer redes y campañas contra los impactos de estas infraestructuras: Patagonia sin represas, Red Latinoamericana contra Represas y por los Ríos, sus Comunidades y el Agua, Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos) y de la extensión de los agrocombustibles (ver revista Biodiversidad, sustento y culturas nº 54 "Los combustibles agroindustriales y sus impactos") marca los límites del actual modelo energético en América Latina. Y pone sobre la mesa la necesidad de cambiar la matriz energética hacia un sistema sostenible social y ambientalmente en el que el consumo esté distribuido de manera equitativa por la población.
Las multinacionales españolas de la energía: impactos y resistencias
El poder actual que tienen las transnacionales de la energía en América Latina se fundamenta en las drásticas reformas económicas que tuvieron lugar en el marco del Consenso de Washington. En la década de los ochenta y, sobre todo, de los noventa, la política fue reducir al máximo la intervención del Estado en la economía, privatizar las empresas estatales y liberalizar los mercados, todo ello con el fin de facilitar la entrada a las compañías extranjeras (se recomienda consultar “Las promesas incumplidas. Tres décadas de reformas neoliberales en América Latina”, “La sociedad centroamericana frente al Acuerdo de Asociación de la UE-Centroamérica”, “La estrategia comercial y de inversiones de Europa en América Latina y Caribe: al servicio de las corporaciones”). Estas políticas facilitaron que en apenas una década y media, las transnacionales españolas se establecieran como líderes en América Latina en sectores de la banca, las telecomunicaciones y sobre todo la energía (ver Comisión Económica para América Latina y Caribe). Así Repsol YPF, Endesa, Iberdrola y Unión Fenosa se han apropiado de importantes recursos energéticos en la región (ver el Atlas de la energía en América Latina y Caribe) Esta última ha sido el motor de gran parte de las inversiones extranjeras en la región, que se apropiaron de recursos naturales como el petróleo, el carbón y el gas, y esto tuvo una implicación directa sobre el desarrollo en la región.
Multinacionales del sector energético
Gracias a los ingresos procedentes de su actividad en América Latina, Repsol YPF, se ha convertido en líder del sector de los hidrocarburos en la región y noveno a nivel mundial. El 95% de sus reservas de hidrocarburos (2005) se ubican en esta región de América Latina. En paralelo al aumento continuado de beneficios sus actividades han dejado numerosos impactos, desde violaciones a los derechos humanos, perjuicios ambientales irreversibles, daños sobre la salud, etc., hasta graves pérdidas económicas y agravios políticos (ver los siguientes artículos: Repsol en Ecuador, Impactos de Repsol en el Territorio Guaraní, Los malabarismos de Repsol).
Dentro del sector eléctrico, Endesa es la compañía privada líder en América Latina. Pero también ha sido protagonista de graves perjuicios tales como el impacto ambiental, social y cultural que ha generado la presa de Ralco en la región del Bio Bio de Chile, que ha afectado a las comunidades Mapuche Pehuenche (Ecologistas en Acción, Endesa en América Latina: impactos en la matriz energética y la sustentabilidad regional) y las 5 grandes presas hidroeléctricas que pretenden construir en la cercanía de los ríos Pascua y Báker (Patagonia sin represas).
Por su parte, Iberdrola es la segunda eléctrica más fuerte en América Latina y obtiene de esta región el 20,4% de los beneficios. En correspondencia a estos montos, la empresa deja en la región fuertes impactos, entre los que destaca la construcción de grandes campos eólicos en Oaxaca que afectan a la población y a rutas de aves migratorias en peligro de extinción (Denuncias de Ekologistak Martxan en su junta de accionistas, Denuncia de su actividad en América Latina). Por último, Unión Fenosa se sitúa como la tercera compañía eléctrica del Estado español. En América Latina opera en Centroamérica y Colombia, y ha tenido numerosas denuncias por abusos en su actividad de distribución de electricidad a la población en Nicaragua, Guatemala, República Dominicana y Colombia.
Los movimientos sociales y sindicales frente a las multinacionales
En los discursos e informes de las multinacionales se plantea desarrollar el concepto de Responsabilidad Social Corporativa como iniciativa que regula de manera voluntaria y autónoma, desde la propia corporación, la ética y las políticas internas, en su actividad (para más información consultar el número 15 de la revista Lan Harremanak de la Universidad del País Vasco). No obstante, el avance hacia una verdadera transformación pasa por el desarrollo de alternativas más respetuosas con los derechos humanos, sociales y ambientales.
De este modo, ante la secuencia de impactos generados por las corporaciones en la población, los representantes de comunidades indígenas, sindicalistas, organizaciones de emigrantes, mujeres, comunidades afrodescendientes, defensores del medio ambiente, y movimientos sociales en general, han luchado por la defensa de sus derechos, obteniendo en ocasiones resultados satisfactorios (por poner algunos ejemplos: Acción Ecológica en Ecuador, CEDIB y Fobomade en Bolivia, Via Campesina en Brasil, etc.)
También en el Norte, se desarrollan campañas en contra de sus actividades y en defensa de los derechos humanos, y la autodeterminación de los pueblos, la democracia participativa, la justicia social y la paz, a través de diferentes organizaciones y observatorios como OMAL, el ODG y la Campaña ¿Quién debe a quién?, entre otros. Estos esfuerzos promovidos desde ambas regiones, convergen en espacios abiertos de encuentro como el la Red Birregional Europa –América Latina y Caribe: “Enlazando Alternativas”, donde entre otras actividades, se desarrolla el Tribunal Permanente de los Pueblos contra las transnacionales europeas que mayores impactos y violaciones cometen en su actividad, entre ellas han sido juzgadas Repsol y Unión Fenosa.
Bárcena, I., Lago, R., Villalba, U. “Energía y deuda ecológica. Transnacionales, cambio climático y alternativas”. Icaria – Ekologistak Martxan, Barcelona, 2009.
Bermejo, R. “El techo del petróleo y sus efectos socioeconómicos” Manu Robles-Arangiz Institutua Fundazioa, Bilbao, 2009.
Páginas web
(Autoras: Kristina Saéz y Erika González investigadoras del Observatorio de Multinacionales en América Latina. OMAL - Paz con Dignidad)
(Presentamos una serie de lecturas de interés y actualidad sobre las secciones habituales)
Informes y conferencias de organizaciones internacionales